viernes, 3 de febrero de 2012

La costurera de la igualdad raciacial. Rosa Parks

Rosa Parks, la mujer negra que desafió a la América blanca
En 1955, Parks se negó a ceder su asiento en un autobús público de Alabama e impulsó el fin de la segregación racial en EEUU
JESÚS CENTENO// 09.12.2007 21:11
En 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. Pero además, secretaria y ayudante en la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color.
En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación -especialmente en el sur- de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera... la segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de ‘sólo blancos’ o, directamente, ‘negros no’. Las leyes Jim Crow, heredadas de la esclavitud del siglo XIX, fueron diseñadas para que los afroamericanos se sintieran inferiores y así mantenerlos marginados de la sociedad.
Gente como Rosa Parks tenía claro que las cosas podían cambiar. El 1 de diciembre de 1955, cogió un autobús público para volver a su casa. Por entonces, los vehículos estaban señalizados con una línea: los blancos adelante y los negros detrás. Así, la gente de color subía al autobús, pagaba al conductor, se bajaba y subía de nuevo por la puerta trasera.
Parks se sentó en los asientos del medio, que podían usar los negros si ningún blanco lo requería. Cuando se llenó esa parte, el conductor le ordenó, junto a otros tres negros, que cedieran sus lugares a un joven blanco que acababan de subir. Éste ni siquiera había pedido el asiento, dijo después Parks en una entrevista a la BBC. Los otros se levantaron, pero ella permaneció inmóvil.
El autobusero trató de disuadirla. Debía ceder su asiento, es lo que marcaba la ley. Voy a hacer que te arresten, le dijo el conductor. Puede hacerlo, respondió ella. Cuando la policía le preguntó que por qué no se levantaba, contestó con otra pregunta: ¿Por qué todos ustedes están empujándonos por todos lados?
Mientras más obedecíamos, peor nos trataban, asegura Parks en sus memorias. Aquel día estaba fatigada y cansada. Harta de ceder. Por el lance del autobús, Rosa Parks pasó la noche en el calabozo, acusada de perturbar el orden público y pagó una multa de catorce dólares. Sin embargo, el caso trascendió y acabó por dar voz a los movimientos por el fin de la segregación que ya habían comenzado a hacerse notar.

ndignado y hastiado, un joven y desconocido pastor bautista llamado Martin Luther King organizó una oleada de protestas contra la segregación en los autobuses públicos de Montgomery que duró 382 días. Los treinta mil afroamericanos que participaron hicieron marchas de hasta nueve kilómetros, y cuando les preguntaban cómo se sentían, algunos respondían: Mis pies, cansados. Mi alma, ¡liberada!
Mientras, el caso Parks llegó a la Corte Suprema del país, que declaró que la segregación era una norma contraria a la constitución estadounidense, que declara iguales a todos los individuos de la nación. Un año después, el gobierno abolió cualquier tipo de discriminación en los lugares públicos.
Parks, que falleció en 2005 a los 92 años, continuó luchando durante el resto de su vida por los derechos civiles de los afroamericanos. En 1999, recibió la Medalla de Oro del Congreso de los EEUU.
Un film:
Criadas y señoras

 Ambientada en el Mississippi de los años 60, Criadas y señoras está protagonizada por Emma Stone, que interpreta a Skeeter, una chica de la buena sociedad sureña que regresa de la universidad dispuesta a convertirse en escritora. Pero decide entrevistar a las mujeres negras que se han pasado la vida trabajando al servicio de las grandes familias sureñas. Esto sembrará una verdadera revolución en su círculo de amistades y en una pequeña localidad de Mississippi. Viola Davis interpreta a Aibileen, la criada y mejor amiga de Skeeter, que es la primera en sincerarse para escándalo de sus amigas de la cerrada comunidad negra.

 A pesar de que Skeeter corre el peligro de perder a sus antiguas amistades, ella y Aibileen siguen trabajando en el proyecto y logran que más mujeres se atrevan a contar sus historias. Porque lo más curioso es que tienen mucho que decir. A medida que avanza la historia se van desarrollando amistades insólitas y surge una nueva hermandad femenina. Pero antes, los habitantes de la ciudad también tendrán que decir algunas cosas al verse arrastrados de forma irremediable a un mundo que está a punto de cambiar para siempre.


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