China aparta a Hollywood para que no haga la competencia a
su nueva película de propaganda comunista
PÚBLICO / DAVID BRUNA / 04.06.2011
Para leer esta noticia en su formato original pincha aquí
En China nadie duda de que la película La fundación de un
partido, megaproducción de corte épico en la que se narra la creación del
Partido Comunista Chino (PCC), será todo un éxito de taquilla. Y no por el
reparto de actores, que incluye a lo más granado del panorama cinematográfico
nacional (como el hongkonés Chow Yun-fat), ni por los siete millones de euros
que ha costado producirla. Será un exitazo porque Pekín ha ordenado que desde
el 15 de junio, día de la premiere, hasta finales del mes de julio, no se proyecte ningún otro filme capaz de
hacerle sombra.
"Las salas de cine confían en que esta película marque un
nuevo récord de taquilla, ya que todos
los éxitos de Hollywood han sido aplazados”, reconoció Gao Jun,
subdirector de la New Film Association. El objetivo es alcanzar los 80 millones
de euros en recaudación, un objetivo factible si se tiene en cuenta que el
tradicional bombardeo veraniego de películas comerciales americanas, como las
de este año, Transformers 3 y Cars 2, no tendrán espacio en China
hasta que la hagiografía del Partido Comunista haya sido bien amortizada.
La película es la punta de lanza de la intensísima campaña
de propaganda que el gobierno chino está llevando a cabo para conmemorar el 90º
aniversario del PCC, el próximo 1 de julio. El régimen quedó tan encantado con La
fundación de una República, cinta estrenada en 2009 para celebrar los 60 años de gobierno comunista en
el país, que volvió a encargar a los directores Han Sanping y Huang
Jianxin un proyecto de características similares, un filme que supurase
patriotismo y propaganda comunista a lágrima viva y glorificase tanto al PCC
como a todos sus símbolos, muy especialmente, cómo no, a Mao Zedong, de quien
la sinopsis dice que “lo dio todo por
su país en tiempos turbulentos”.
La cinta transita los años previos a la fundación del PCC,
desde 1911 hasta su creación en Shanghai en 1921, y ha sido rodada en París,
Moscú y China. Pero reconstruir la Historia para amoldarla al gusto de cientos
de personas entre gobierno, censores, familiares de viejos ídolos
revolucionarios, historiadores y críticos de cine no es tarea fácil. Por eso,
ni los actores saben si alguna de sus escenas será finalmente eliminada de la
cinta para preservar la pureza de la historia y la alta moral de los héroes
fundadores. "Hasta la fecha se han borrado las escenas de docenas de
actores y actrices. Nadie sabe quién se salvará y quién será condenado hasta
que la película llegue a las pantallas", expresó Jiang Defu, portavoz de
la China Film Group Corporation, a la agencia AssociatedPress.
Quien ya sabe seguro que no saldrá en la película es la
hongkonesa Tang Wei, que saltó a la fama por su papel en Deseo, peligro,
del director Ang Lee. Tang interpretaba esta vez a Tao Yi, una revolucionaria
de la que Mao Zedong cayó enamorado en sus años mozos y que terminaría siendo
su primera amante. Según varias páginas web de cine chinas, sería el propio
nieto de Mao (Mao Xinyu) quien se
habría negado a que Tang Wei ejerciera de amante de su abuelo. Al parecer,
el nieto consideró que la actriz, célebre por sus escenas de sexo en el filme
de Ang Lee, deshonra la memoria del Gran Timonel. Dicho y hecho: todas las
escenas han sido eliminadas y su nombre borrado de los títulos de crédito.
Es buen palo para Tang, quien llevaba tres años apartada del
panorama cinematográfico chino precisamente por sus tórridos revolcones en Deseo,
peligro y que veía ahora su rehabilitación política con esta aparición. “El
papel de Tang fue suprimido porque los expertos tenían dudas sobre el rigor histórico de su personaje”,
expresó Gao Jung, subdirector de la New Film Association, en la que parece ser
la versión oficial.
China ha cambiado mucho en los últimos 90 años. Tanto que,
asociar hoy el término comunismo al país asiático es un ejercicio de fe. Sin
embargo, pocos esperaban que el país estuviera tan cambiado como para permitir
que General Motors, símbolo del capitalismo americano, se convirtiera en
patrocinador de La fundación de un partido. Paradojas de la
globalización, las estrellas de la película están realizando su campaña de
promoción por todo el país a bordo de lujosos Cadillac SLS, marca propiedad de
General Motors, de la que, para más chanza, el Gobierno de EEUU posee un 33%
del capital desde la crisis de 2009. Por supuesto, ninguna de estas
controversias ha tenido eco en los medios de comunicación chinos, volcados como
andan en que nada empañe la gloria del Partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario