martes, 31 de enero de 2012

Una vuela de tuerca. ¿Quién domina hoy el mundo?

En economía internacional, se emplea la sigla BRIC para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India y China, que tienen en común una gran población (China e India por encima de los mil cien millones, Brasil y Rusia por encima de los ciento cuarenta millones), un enorme territorio (casi 38.5 millones km²), lo que les proporciona dimensiones estratégicas continentales y una gigantesca cantidad de recursos naturales y, lo más importante, las enormes cifras que han presentado de crecimiento de su PIB y de participación en el comercio mundial en los últimos años, un hecho que los hace atractivos como destino de inversiones.



El impacto de las potencias emergentes en la economía mundial

Realinstitutoelcano.org / Federico Steinberg / 2008

La irrupción de las potencias emergentes en general y de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) en particular en la economía mundial supone un shock de enormes proporciones que está generando cambios sustanciales en el entorno económico global. Ya está en marcha una reconfiguración de la geografía de la producción mundial. Además, se están produciendo importantes modificaciones en los patrones de intercambios comerciales y financieros, así como en las pautas de consumo energético. De hecho, parece como si la clásica distinción entre centro y periferia estuviera quedando obsoleta. Para entender la magnitud de estos cambios, basta con subrayar que tan sólo la entrada de China y la India en el sistema de producción global supone un impacto mayor que el que implicó la entrada de EEUU en la economía mundial en el siglo XIX. Entonces, dicho cambio modificó los equilibrios de poder en la geopolítica mundial de forma drástica, por lo que es de esperar que a lo largo de las próximas décadas los principales países emergentes forzarán reformas globales.

Según las estimaciones del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el banco de inversión Goldman Sachs durante las próximas décadas el conjunto de las economías emergentes de Asia, Europa del Este, América Latina y África continuará creciendo al menos tan rápidamente como en los últimos años, con China y Rusia desacelerándose a partir de 2020 – por el envejecimiento de su población– pero con la India y otros emergentes asiáticos acelerando su crecimiento. Los BRIC generan el 45% de las exportaciones mundiales, poseen el 75% de las reservas de bancos centrales, consumen más de la mitad de la energía mundial y han sido responsables del 80% del incremento de la demanda mundial de petróleo. Por último, las empresas multinacionales de los BRIC se han lanzado a adquirir activos más allá de sus fronteras.

Esta dinámica está generando importantes cambios económicos. Por una parte, aparecen nuevos fenómenos de carácter macroeconómico. Por otra, se están produciendo procesos de redistribución de rentas, es decir, el auge de los emergentes genera ganadores y perdedores que alimentan tensiones geopolíticas internacionales y movimientos defensivos y neo proteccionistas en los países avanzados. Las principales fuentes de demanda mundial ya provienen de los BRIC, que han dejado a los países ricos en un segundo plano. Este crecimiento está teniendo importantes efectos sobre el nivel de desarrollo y la reducción de la pobreza. Por otra parte, ha comenzado a emerger lo que el Banco Mundial ha bautizado como la nueva clase media global, que en los próximos 20 años podría alcanzar los 1.000 millones de personas, mayoritariamente chinos e indios. En segundo lugar, la entrada de los BRIC en el sistema de producción mundial está generando un cambio estructural en la dotación y relación de factores productivos a nivel mundial que está modificando sus precios relativos; es decir, los salarios y los beneficios empresariales.

A su vez, este fenómeno tiene diversos efectos. Desde el punto de vista macroeconómico, los BRIC, con sus bajos salarios y sus fuertes exportaciones dan pie a una mayor competencia que aumenta la inseguridad económica en los países ricos, ya que, en ocasiones, el aumento de las importaciones incrementa el desempleo en vez de reducir los salarios reales. Esto mina la cohesión social y alimenta sentimientos proteccionistas y de rechazo a la globalización. De hecho, aunque los consumidores de los países avanzados pueden acceder a bienes más baratos gracias a las importaciones de los países emergentes, las encuestas muestran que valoran cada vez menos positivamente el libre comercio porque consideran que puede destruir el contrato social sobre el que se articula la convivencia, especialmente si no existen redes de protección social para compensar a los perdedores.

Hasta la fecha, los sectores más afectados por la competencia de los BRIC han sido el textil, el calzado, los juguetes, los automóviles e incluso los bienes industriales de valor añadido medio o que se han estandarizado, como los electrodomésticos. Desde algunas industrias de los países desarrollados se observa con preocupación como China está logrando elevar el valor añadido de sus exportaciones a gran velocidad, lo que implica que sectores de tecnología media o alta, que creían no estar expuestos a la competencia extranjera, comienzan a estarlo.


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