En
economía internacional, se emplea la sigla BRIC
para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India y China, que tienen en común una gran población
(China e India por encima de los mil cien millones, Brasil y Rusia por encima
de los ciento cuarenta millones), un enorme territorio
(casi 38.5 millones km²), lo que les proporciona dimensiones estratégicas
continentales y una gigantesca cantidad de recursos naturales y, lo más
importante, las enormes cifras que han presentado de crecimiento de su PIB y de participación en
el comercio mundial en los últimos años, un hecho que
los hace atractivos como destino de inversiones.
El impacto de las potencias emergentes en la economía mundial
Realinstitutoelcano.org / Federico Steinberg / 2008
La irrupción de las potencias emergentes en general y de los BRIC
(Brasil, Rusia, India y China) en particular en la economía mundial supone un shock
de enormes proporciones que está generando cambios sustanciales en el
entorno económico global. Ya está en marcha una reconfiguración de la geografía
de la producción mundial. Además, se están produciendo importantes modificaciones
en los patrones de intercambios comerciales y financieros, así como en las
pautas de consumo energético. De hecho, parece como si la clásica distinción
entre centro y periferia estuviera quedando obsoleta. Para entender la magnitud
de estos cambios, basta con subrayar que tan sólo la entrada de China y la
India en el sistema de producción global supone un impacto mayor que el que
implicó la entrada de EEUU en la economía mundial en el siglo XIX. Entonces,
dicho cambio modificó los equilibrios de poder en la geopolítica mundial de
forma drástica, por lo que es de esperar que a lo largo de las próximas décadas
los principales países emergentes forzarán reformas globales.
Según
las estimaciones del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el banco
de inversión Goldman Sachs durante las próximas décadas el conjunto de las
economías emergentes de Asia, Europa del Este, América Latina y África
continuará creciendo al menos tan rápidamente como en los últimos años, con
China y Rusia desacelerándose a partir de 2020 – por el envejecimiento de su población–
pero con la India y otros emergentes asiáticos acelerando su crecimiento. Los BRIC
generan el 45% de las exportaciones mundiales, poseen el 75% de las reservas de
bancos centrales, consumen más de la mitad de la energía mundial y han sido
responsables del 80% del incremento de la demanda mundial de petróleo. Por
último, las empresas multinacionales de los BRIC se han lanzado a adquirir activos
más allá de sus fronteras.
Esta
dinámica está generando importantes cambios económicos. Por una parte, aparecen
nuevos fenómenos de carácter macroeconómico. Por otra, se están produciendo
procesos de redistribución de rentas, es decir, el auge de los emergentes
genera ganadores y perdedores que alimentan tensiones geopolíticas
internacionales y movimientos defensivos y neo proteccionistas en los países
avanzados. Las principales fuentes de demanda mundial ya provienen de los BRIC,
que han dejado a los países ricos en un segundo plano. Este crecimiento está
teniendo importantes efectos sobre el nivel de desarrollo y la reducción de la
pobreza. Por otra parte, ha comenzado a emerger lo que el Banco Mundial ha
bautizado como la nueva clase media global, que en los próximos 20 años podría
alcanzar los 1.000 millones de personas, mayoritariamente chinos e indios. En
segundo lugar, la entrada de los BRIC en el sistema de producción mundial está
generando un cambio estructural en la dotación y relación de factores
productivos a nivel mundial que está modificando sus precios relativos; es
decir, los salarios y los beneficios empresariales.
A
su vez, este fenómeno tiene diversos efectos. Desde el punto de vista
macroeconómico, los BRIC, con sus bajos salarios y sus fuertes exportaciones
dan pie a una mayor competencia que aumenta la inseguridad económica en los
países ricos, ya que, en ocasiones, el aumento de las importaciones incrementa
el desempleo en vez de reducir los salarios reales. Esto mina la cohesión
social y alimenta sentimientos proteccionistas y de rechazo a la globalización.
De hecho, aunque los consumidores de los países avanzados pueden acceder a
bienes más baratos gracias a las importaciones de los países emergentes, las
encuestas muestran que valoran cada vez menos positivamente el libre comercio
porque consideran que puede destruir el contrato social sobre el que se
articula la convivencia, especialmente si no existen redes de protección social
para compensar a los perdedores.
Hasta
la fecha, los sectores más afectados por la competencia de los BRIC han sido el
textil, el calzado, los juguetes, los automóviles e incluso los bienes
industriales de valor añadido medio o que se han estandarizado, como los
electrodomésticos. Desde algunas industrias de los países desarrollados se
observa con preocupación como China está logrando elevar el valor añadido de
sus exportaciones a gran velocidad, lo que implica que sectores de tecnología
media o alta, que creían no estar expuestos a la competencia extranjera,
comienzan a estarlo.
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